Nunca
pensé que algún día el tiempo sería un recurso tan demandado que, por limitado,
me fuese suficiente inclusive para pensar, pero no para plasmar mis ideas
pensadas en un papel.
He
escrito desde que tengo cuatro años y desde ese entonces no ha sucedido un día
en el que mi mente no tejiese historias susceptibles a ser transmitidas por la
tinta y las palabras. Y así como me sucede a mí seguramente les sucede a mis
amigos que comparten juntamente conmigo este espacio con ustedes para poder
llevarlos a una reflexión. Ustedes, amigos que ahora me leen, a ustedes, a
quienes nos dirigimos día a día con tanto cariño, son ustedes quienes juzgarán
si el rol se está cumpliendo con calidad o cuánto debemos mejorar. En lo
personal la crítica es el activo interpersonal que más valoro y espero poder
encontrar comentarios que nos ayuden a superar el contenido y la presentación
de esta plataforma, que es una iniciativa conjunta que pretende ser distinta,
plagada en valores sin dejar de vez en cuando de arrastrarnos a paisajes
imposibles envueltos de la imaginación de los autores que aquí han dejado
huella de su inspiración.
No
quiero cansarlos con esta presentación. No inicié esta editorial con un saludo
ni con una bienvenida, estamos empezando la semana número seis, gracias a Dios,
y este tremendo inconveniente que es la escasez de los minutos lo utilizaremos
en ventaja de nuestro propio propósito. Invito a los autores de este blog a que
dediquen sus líneas al tiempo, al recurso más valioso que hoy el hombre
intentar administrar con mayor efectividad. Mejor consejo no habría dado ya,
hace tantos siglos, la misma palabra de Dios: “En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto
ocurre.” (Eclesiastés 3:1)
Amigos
lectores, tengan ustedes una muy feliz semana, que el Amor de Dios llene sus
corazones de felicidad y puedan atravesar los caudalosos ríos que el mundo nos
depara tomados de la mano de Nuestro Creador. Esta semana queremos aprender
todos juntos a poner nuestro tiempo en las manos de Quien es Dueño y Creador de,
justamente y haciendo valer la redundancia, el tiempo.
Con
cariño,
Loui Casafranca.
Editorial
No hay comentarios.:
Publicar un comentario