Aunque me cubro los oídos con la almohada y grito de rabia cuando suena el despertador... Gracias Dios porque puedo oír.
Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol ingresa a mi habitación... Gracias Dios porque puedo ver.
Aunque me cuesta levantarme y pararme de la cama... Gracias Dios que tengo fuerzas para hacerlo.
Aunque me enojo cuando no encuentro mis cosas en su lugar, porque alguien hizo un desorden en casa... Gracias Dios que tengo familia.
Aunque a veces la comida que me sirven no es de mi agrado y quisiera dejarla en la mesa... Gracias Dios que tengo alimento.
Aunque mi trabajo en ocasiones es monótono y rutinario... Gracias Dios que tengo ocupación.
Aunque en ocasiones no estoy conforme con mi existencia, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme... Gracias Dios por la vida.
Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol ingresa a mi habitación... Gracias Dios porque puedo ver.
Aunque me cuesta levantarme y pararme de la cama... Gracias Dios que tengo fuerzas para hacerlo.
Aunque me enojo cuando no encuentro mis cosas en su lugar, porque alguien hizo un desorden en casa... Gracias Dios que tengo familia.
Aunque a veces la comida que me sirven no es de mi agrado y quisiera dejarla en la mesa... Gracias Dios que tengo alimento.
Aunque mi trabajo en ocasiones es monótono y rutinario... Gracias Dios que tengo ocupación.
Aunque en ocasiones no estoy conforme con mi existencia, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme... Gracias Dios por la vida.
Anónimo
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Esta semana ha estado llena de matices. Hubo una celebración por aniversario en el trabajo, me encontré con amigos que hacía mucho tiempo que no veía (me dio gusto ver que algunos ya tienen una familia conformada, otros están en proceso y otros están tomando como prioridad su profesión), terminé un ciclo en lo programado para este año en el trabajo y me preparo para los nuevos retos personales y profesionales.
Un momento. A pesar de que no me conoces creo que en esta etapa de la vida compartimos muchas actividades similares. El motivo de mi recuento, es pues, que las circunstancias, en este momento de mi vida, se han dado para poner una pausa de toda actividad y recapitular todo lo alcanzado y calcular los retos planteados que me faltan conseguir. Hasta un tiempo atrás no me daba este espacio de reflexión, sin embargo me he dado cuenta que es muy necesario.
'Los seres humanos somos seres de rituales', decía un profesor de la universidad. Despertamos de un modo, comemos de forma distinta a otro ser humano, vamos a trabajar/estudiar según el horario que nosotros mismos nos imponemos, almorzamos a la hora de siempre, practicamos el hobbie de siempre y si tenemos que cambiar algún hábito, nos cuesta tiempo y esfuerzo cuando se cuestionan nuestras costumbres, nuestra cotidianidad.
Gracias a Dios por hacernos personas de 'rituales'. Para que, por medio de ellos, podamos organizarnos y actuar en pro de nuestras metas. Sin embargo, como en muchas cosas en nuestra vida, tendemos a desordenarnos o flojear en el proceso donde se forman nuestras hábitos dañinos. Creemos que lo que tenemos nos pertenece por derecho y no por gracia divina y nos olvidamos de apreciar que podemos seguir viviendo el día a día a pesar de nuestros hábitos nocivos para la salud. Poco a poco nos olvidamos de los 'rituales' positivos y los reemplazos por otros que exigen menos esfuerzo y trabajo. Perdemos el rumbo.
Hace poco, en aquel momento de reflexión, recapacité en mi caminar y encontré muchos errores en mis hábitos bajo la justificación de que estaba cansado, ocupado o con otras cosas por hacer. Hubieron algunas oportunidades que perdí y otras que no aproveché al cien por ciento. Pero me sirvió reflexionar para retornar al camino inicial y recuperar mis hábitos saludables.
Espero que puedas darte un tiempo para ti y te auto-analices. ¿Cómo van tus planes?, ¿cuántos ya has conseguido?, ¿cuántos faltan por conseguir?, y ¿cuánto estás haciendo por conseguirlos? Que Dios te acompañe en el proceso. Bendiciones.