Desempolvo un recuerdo.
«Se han cansado de caminar y el sol y el polvo empeoran la
situación. No es un día más, tampoco un día menos, es un día que escapa de esos
parámetros si preguntas el punto de vista de los que verdaderamente lo aprecian.
Y ellos están cansados, solo un poco. Si me preguntas hacia dónde van, eso
ellos lo saben. Es que camino con ellos, tal vez, al menos así lo creo, pero el
destino es incierto. De lo único que tengo certeza es de la alegría de haberlos
conocido.
¿Me preguntas por dónde caminamos? Por la vida. Sí, no me
entiendes. Un poco de amnesia nos ha hecho recordar que estábamos olvidando
algunas cosas. El tiempo ha pasado y nos hemos dado cuenta. Simplemente
decidimos caminar, por eso es de agradecer que después de 6 días hallamos
encontrado un lugar para descansar.
Historias por contar, hay muchas, algunas exageraciones, un poco
de risas y algo de sobreactuación. Un grupo de locos hablando sobre nada.
Podrían pasar horas y seguiríamos cruzando frases ingeniosas y sin querer
queriendo nos conoceríamos. Hablar de madurez de una manera tan propia de
nuestra inmadurez, hablar de arte, de ovejas, de amores y desamores; de dudas,
de olvidos y olvidarnos del tiempo. Todo eso nos dice un poco sobre cuán orates
y cuerdos somos, nos hace parte de una generación sentada sobre lo que algunos
llaman el último año de la tierra: la generación del fin del mundo.
Tras el descanso, cuando el sol se oculte ya, miraremos el cielo o
el techo, soñaremos con caminar y viviremos para pensar, actuar y seguir la
historia. O mejor aún, hacer historia.
Así, no saber hacia dónde va esta historia debería ser lo normal,
no tiene destino. Es solo una descripción gráfica del regreso de mi alma, pues
hoy he vuelto a mojar mi pluma en tinta y hace tiempo que no me sentía tan
bien.» 25 de febrero del 2012, ‘Generación.’
No se acabó el mundo, nuestra generación sigue
en pie. Pasaron los siglos y desde el horizonte nos amontonamos como el agua
del mar antes de romper contra la orilla. Ahora una ola de tinta que parece
querer convertirse en tsunami avanza empujada por débiles gotas (nosotros).
¿Alguna vez? Parece que ese pequeño rayo ilusorio era en potencia el apeirón de ese conjunto de
hojas que volarán movidas por el viento entre las gotas de lluvia.
Destino, es incierto. Caminamos nuevamente, hemos descansado mucho. Historias
por contar, hay muchas; esta vez capturando la realidad y sin dejar de ser un
grupo de locos, pero hablando sobre todo. Paso a paso, ascendemos hacia la
cumbre donde llegaremos a sentir el viento en nuestros rostros, observaremos
las estrellas a una menor distancia y conoceremos el final de nuestros sueños.
Sueños.