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Un blog diferente.

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lunes, 6 de mayo de 2013

Poco Tiempo.

Es difícil hablar del tiempo, pues pasa ligero. Un conjunto aparentemente infinito de instantes que percibimos de distintas formas: a veces, el tiempo, parece pasar veloz; otras veces, lento, pero siempre, siempre, pasa.


Ahora que las clases han retomado su curso, y que a mi parecer el ciclo está muchísimo más recargado, el tiempo es una constante en mi vida: tiempo para despertarme y agradecer, tiempo para hacer prácticas, tiempo para estar sentado escuchando a un profesor que a veces parece no conocer bien su tema, tiempo para enseñar, tiempo para hacer trabajos, tiempo para hacer ejercicio y al último... tiempo para ese pequeño grupo de pasiones que no quiero perder de vista.

Un horario, una agenda, un reloj. Digo que tal vez es parte de crecer, de convertirse en "adulto", parte de dejar el cómodo ambiente del hogar en el cual las responsabilidades se limitaban al colegio, tu cuarto, comer, jugar, hacer tareas y estudiar (si lo hacías) y dormir. No habían preocupaciones por hijos, futuro, cursos extenuantes, sesenta horas semanales en la universidad, etc...

Entonces la vida nos obliga a ser eficaces, eficientes y efectivos. Depende de nuestra capacidad de adaptarnos al tiempo o nuestro conformismo para poder sobrevivir a la etapa en que la vida para muchos parece perder "diversión". Entonces corremos contra el tiempo, vivimos más de prisa y casi por inercia. La rutina, los malos hábitos, los vicios nos pierden entre los segundos, minutos, horas, días... Y en un momento nos preguntamos qué podemos hacer con el tiempo. Pues si quisiera tomar la onda de autoayuda diría que todo depende de ti, pero eso es falso. Sin duda nuestras decisiones sobre lo que hagamos dentro de un espacio y un tiempo tomarán un curso, sin duda el que pone horarios y hace planes eres tú, pero tú no puedes manejar los años de tu vida porque la vida puede acabar en un instante, un instante de ese montón infinito y tú nunca supiste que te quedaba poco tiempo.

A veces vivimos a un ritmo desenfrenado y dañino para nuestra salud. Vivimos al azar y entonces nos quedan cada vez más grandes las preguntas sobre el fin de la vida:

¿Qué harías si supieras que te quedan 24 horas de vida? ¿Qué harías si te quedase 1 hora de vida? ¿Qué harías si te enterases que sólo te quedan 5 minutos de vida?

Si tuviese que decir algo sobre el tiempo, es que pasa. No es el tiempo el que se te acorta, tú le quedas corto al tiempo; no es el tiempo el que pasa muy rápido, tú eres muy lento; No es el tiempo el que vale oro, sino lo que tú haces en él. No es que tengas el tiempo a disposición tuya, es que eres un administrador de un recurso ajeno a ti.

Hace poco atropellaron a mi hermano. Nada grave. Pero las situaciones como esas te hacen pensar y responderte a la pregunta de si estás haciéndolo bien.

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