Entre sueños y milagros la he imaginado,
tal vez tanto más cuando en soledad
las nubes, en forma de historias, bajaban
para envolverme, para cegarme
y abrir una de las tantas puertas que trajeron
mi paz.
Guerras que se libraron
entre corazones y que hoy tal vez
respiran
azul a mar, azul amar,
por aquí y por allá en mundos distantes
y en las arenas
y van borrándose nuestras huellas, en las mismas playas,
y nuestras preguntas se alejan con el oleaje.
Y con las ansias de un niño
busco nuevamente su rostro...
Se derritió el invierno
y cupidos ansiosos alzaron el vuelo.
Como dueña de nuestras vidas
la primavera tiñó de verde nuestras grises ciudades,
calmó los vientos y calentó nuestras cabezas.
He vuelto a envolverme en nubes
para sentir la misma paz,
pero ella no está allí...
Sólo hay un ciego que juega entre cortinas blancas.
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