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Un blog diferente.

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miércoles, 22 de enero de 2014

El mar es de los peces.

Ni de Perú ni de Chile.

Qué antiperuano puede resultar esta opinión en estos días donde el nacionalismo está en unos de sus puntos de máxima excitación. La coyuntura de espera a un fallo que le daría victoria a Perú frente a Chile por primera vez en siglos, es uno de los temas más sobrecomentados, sumados al pesimismo chileno, llenan de triunfalismo las calles peruanas. 

¡Ese mar será nuestro! Pareciera gritar el espectro populoso peruano.

Y yo me pregunto y te pregunto, ¿nuestro? ¿Qué ejercicio de propietario tendrás sobre ese mar? Ninguno, seguramente.

Este es un tema agitado por políticos para defender intereses privados, cuyos actores ni siquiera son chilenos ni peruanos, más bien, ingleses, estadounidenses y de otras nacionalidades. Estos financistas de millonarias campañas presidenciales aseguran la victoria marketera de los políticos a cambio de que estos defiendan sus gigantescas transnacionales -e intereses- cuando lleguen al poder.

El mar peruano está siendo saqueado por los extranjeros de una manera vergonzosa y hace mucho tiempo. Desde que estalló la revolución industrial, hemos tenido un insostenible ritmo de matanza de la vida marina de manera descontrolada. Por supuesto, los impuestos que dejan estas actividades económicas son muy beneficiosos para el país, recursos naturales son recursos naturales, ¿no?

Pues, esto es diferente a la minería o a cualquier otra actividad económica extractiva. No se están llevando cantidades de oro ni de minerales ni de petróleo ni ningún tipo de hidrocarburos. El negocio de estas grandes entes es el genocidio -de peces, claro-. Si los peces cuentan como vida y si te indignas por la matanza de toros, por el maltrato a los perritos, gatitos y te sientes acongojado por la matanza indiscriminada de especies como osos polares, cocodrilos, tigres, etc. Entonces, debes indignarte por este motivo. El fallo de La Haya no pretende darnos soberanía, no nos hace más o menos peruanos un pedazo de mar, sea cual sea el fallo, los beneficiados serán extranjeros que han venido a matar y a lucrar con la muerte.

Ese mar no es nuestro, no tenemos derecho a asesinar de manera tan masiva. No podemos comparar la pesca artesanal que satisface la necesidad del menú diario con esta grotesca matanza que engorda a los más ricos del planeta, amarrados con gobiernos oscuros que les permiten cerrar el círculo de muerte.

Ese mar no es nuestro porque no vivimos allí. No te vas a bañar en las 200 millas. Ese mar no es nuestro ni de los chilenos. Respetemos las formas de vida, seamos ciudadanos del mundo, bajémosle el tono a los sentimentalismos chauvinistas y recordemos que los límites y fronteras se crearon para favorecer a quienes no se mancharán las manos por defenderlas.

El mar es de los peces, dejémoslos en paz.

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