Ya son siete más cuatro. ¿Por qué
cuento así? La verdad, no lo sé. Recuerdo el célebre dictum "En literatura no hay nada escrito”. Podría agregar, que matemáticamente,
tampoco hay nada contado.
Me gusta ver que ha pasado
tiempo, pero más me gusta agregar ese “cuatro” adelante, porque me da el palpitante
optimismo de que siempre habrá más y más.
¿Contar?
¿Quién quiere contar cuando puede tener una eternidad de felicidad? Al menos yo
no. Con él, solo puedo sumarle alegría a
mi vida, y restarle soledad a mi alma.
¡Multiplicar! ¡Él sí que sabe
multiplicar el amor! Solo brota y brota, surge y se renueva; se extiende, se
propaga y nos aventura en la loca idea de elevarlo al cuadrado enésimas veces.
Siete fueron los días en los
que Dios creó la tierra, siete son las notas musicales con las que le canto,
siete son los enanitos de Blanca Nieves,
siete son las maravillas de nuestro mundo, siete las vidas de un gato, y siete
el número perfecto.
Siete más cuatro, dan once.
Once hermosos meses a su lado. ¿Contar? ¿Quién
quiere contar cuando puede tener una eternidad de felicidad? Al menos yo no.
Dejaré que los números sean
garabatos, y solo utilizaré las ecuaciones para añadir y engrandecer el amor,
el amor que solo por él tengo.
Tú y solo tú tienes el poder de convertir dos números en una historia de amor, nuestra historia de amor. Mi amor por ti sobrepasa la admiración que le tengo a tu inteligencia, además alcanza ese borde en el infinito que algún día tocaremos con las manos entrelazadas mirando hacia abajo, riéndonos del número once y todos los que se puedan contar porque contigo no hay cuentas, mi amor, contigo hay amor. Y el amor es eterno. Te amo hermosa.
ResponderBorrarRecién lo veo, y me doy cuenta que tenias razón, mi amor. Ya no existe el once, son mas, muchos mas. Así como nuestro amor, que es mas, mucho mas. Te amo muchísimo, bonito.
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