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Un blog diferente.

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jueves, 22 de agosto de 2013

La nuit

     Noche. Musa de escritores por aquí y por allá. No sólo de ellos, sino también de pintores, músicos, artesanos. ¿Quién no ha escuchado un Nocturne de Chopin o el Clair de lune de Debussy?, ¿quién no ha contemplado La noche estrellada de Van Gogh?
    En el cielo de Lima  puede ser que no se divisen estrellas a menudo y que durante temporadas completas una película gris no deje ver la oscuridad majestuosa del cielo nocturno. Esa es la escena del invierno, la escena de turno.
    Cuando llegó la temporada de otoño se nos cayeron las hojas y no hemos sido capaces de recomponernos hasta esta semana. Algunos vienen de colores, otros con información, otros con historias y yo con mi noche. No digo "mi noche" porque sea propietario de ella, sino que me refiero a mi manera de ver la noche. Recordar tal vez fragmentos de poesía, porque encontré un cuaderno empolvado y viejo. Acordarme de poetas, aficionados de secundaria, musas y noches en vela. Entonces la noche me mira como tantas veces. Me sonríe, me acaricia con su brisa gélida y una vez más le canto, le canto algunos de esos versos que yacían olvidados en el cuadernillo empolvado.

Llevo conmigo las hojas amarillentas, escritas con lápiz y borroneadas por el tiempo. Entre ellas un poema se asoma, uno de esos de secundaria a los que nunca puse título y que llevaba los siguientes versos...
Sobre una cama desnuda, ante el frío nocturno,
descansa el libro gris de la caja ósea
con doscientas páginas de versos y cien de prosas
escritas con artificiales letras de color negro;
sobre el mar de cielos grises, muy obscuros,
flotan ideas, flores violetas y rosas
que se mezclan en una ilusión pastosa,
que nacen y crecen alimentadas por los sueños;
casas y sombras de aspecto bruno dejan
brillar las velas, centellas fulgurosas,
que incandescentes se mecen sobre olas
de las que los vientos nocturnos son dueños;
pastos se llenan de verde, ensombrecidos,
rocío, que cae fresco, de vivas gotas
baña el alba mientras los cirros lloran,
pero ellos son amigos del río y del mar, compañeros pasajeros.

     Nadie ha despertado aún. He vuelto al barranco a observar el solitario mar, mientras que ella (la nuit) se va... 

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