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Un blog diferente.

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martes, 12 de marzo de 2013

Su sonrisa.


Su sonrisa parece cantarle al sol, que esa tarde estaba más brillante, agotador, pero insuficiente para impedirla sonreír. Ella sonríe todo el tiempo, como si sonreír fuera la más coqueta de sus aspiraciones altruistas; ella sana sonriendo y con su sonrisa sana.


La delgada línea que separa el gesto de la boca, contornea el paraíso de una expresión alegre que sobrepasa el estado de ánimo, sonríe y sonriendo llora, sonriendo lamenta, sonriendo reprende, sonriendo se alegra, porque su sonrisa va más allá de lo que su alma siente, su sonrisa es el regalo que ella quiere darle al mundo, regala sonrisas como quien reparte flores a los desdichados que no han visto los colores; ella sonríe porque uno de sus dones es sonreír y se lo regala al que le falta; sonríe más, me digo desde mis anonadados adentros, sonríe más porque ya casi lo logras, me estoy perdiendo en tu sonrisa.
Ella sonríe sin saber que lo que da siempre será más de lo que recibirá, ninguna sonrisa será más dulce que la ella regale, pero ella sonríe mirando al Cielo, como inspirándose en la sonrisa del Dios que le da la felicidad en la prueba, ella sonríe porque gusta de sonreír y sonriendo le hace tributo a la belleza, porque es bella. Ella adorna a la belleza sonriendo, ella no sonríe porque es bella, ella se hace más bella aún cada vez que sonríe. Y este dadivoso ejercicio lo practica con la frecuencia que encanta al círculo que la rodea, todo el tiempo, siempre.
Ella sonríe y se sonríe a sí misma, porque el efecto de una sonrisa, del tierno regalo agradecido, es la placentera sensación de haber hecho el bien, sin mirar a quién, reposando en la angustia de la que nadie se siente libre, su alma que confía en Dios. Así, sonriendo, ella sonríe el doble por haber sonreído, por haber hecho sonreír a alguien más, por haber donado ese instante alegre,
sonriendo ella me hace sonreír, detiene mis latidos, me hace suspirar desde lo profundo - para que no lo note nadie más. Sonriendo, todos los que la vemos, sonreímos. Y ella ha expandido una cadena infinita de dadivosidad, una onda expansiva de felicidad, de sanidad, de solidaridad. Nos hemos rodeado de buenaventura, solo por verla sonreír.
Y ella vuelve a su estado de seriedad, es solo un instante, algo más está sucediendo en el entorno que hace breves momentos fue tocado por su sonrisa. Ella no sabe cómo reaccionar, aún no conoce lo que ha sucedido, entonces solo atina a sonreír, un nuevo círculo virtuoso, esta señorita, la de la sonrisa, ha desatado por el bien de todos.

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