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Un blog diferente.

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jueves, 15 de agosto de 2013

Azul cielo

Me recuesto sobre el césped con los brazos abiertos, dejo que la brisa pase por mi lado, dejo que las hojas que caen cubran mi cara. Abro los ojos y miro: cielo, nubes, hojas verdes y ensombrecidas creando un natural contraste. Un libro echado boca arriba a mi lado, mis cordones desatados, todo forma parte de un 'juego'.

Yo soy rojo, como el ocaso. El cielo no es azul, es celeste y permanece inmutable, pacífico, existiendo a su propio ritmo. Yo soy rojo, como un fruto maduro, una manzana tal vez. Soy rojo y no es notorio, pocos me ven recostado sobre el césped.

Celeste, ¿qué es? Un cuadro (y no de esos que se olvidan, porque este tiene color así como yo que soy rojo).

El infinito habla un momento, parece rugir y yo solo quiero escuchar. Acompaño a la naturaleza para robarle un poco de paz.

Alguien se percata de mí. No, no soy un pordiosero. Aunque no me negaría a recibir algo de usted, no tengo suficiente orgullo para negarme. Al fin y al cabo soy rojo y seré más invisible conforme caiga más el sol.

¿Dónde está el azul cielo? Se disuelve, se va al infinito.

Algún artista oculto pinta con acuarelas rojas el manto. Ahora soy invisible, me confundo entre los matices del mar de arriba. Ya no estoy recostado sobre el césped, ya no tengo los brazos abiertos. Ahora estoy en un cuarto, en un espacio reducido. Y me dicen que soy libre. Nadie me ve.

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