Hace poco me encontré con un
libro peculiar, un diccionario.
De niño me gustaban los diccionarios,
sobre todo los ilustrados. Llegaba a mis manos uno de ellos y buscaba palabras
nuevas. Parecía intrigarme cuántas palabras nuevas podía encontrar. Pronto me
distraía en los gráficos, figuras, diagramas, fotografías, cuadros, esquemas…
hasta quedar dormido con el libro abierto a mi lado, recostado en mi cama.
Pronto esa manía se fue
trasladando a pupiletras, crucigramas y cuadernos de notas. Nuevos compañeros
de sueño.
***
Mi padre tiene la habilidad
asombrosa de completar crucigramas ante mis ojos. De niño, yo quería hacer lo
mismo. Me frustraba el quedarme en el vacío buscando sinónimos y respuestas que
encajen en el número preciso de recuadros. Cuando mi padre se percataba que mis
esfuerzos se quedaban limitados, preguntaba si faltaba algo, si podía ayudarme.
Con la paciencia infinita para enseñar a los niños, que hasta ahora conserva
intacta, me explicaba cada solución de los acertijos del crucigrama.
Docente de profesión, se dedica a
enseñarme aún a pesar de mi testarudez por demostrarle que si sé o que si puedo
y espera tranquilo hasta que yo descubra que tuvo razón desde antes que se me
ocurriera iniciar algún plan y luego extiende su mano para ayudarme.
Hoy comparte su tiempo con mi
madre en el crecimiento personal en la etapa que les corresponde vivir, contentos,
realizados, apercibidos de que pueden legar su sabiduría a sus hijos y las
familias de sus hijos.
Mi madre es también docente.
Ambos, tenían a su cargo un curso singular a los otros que se dictan en la
educación básica regular, pues no se restringía a un aula de clases: Educación
Física. Disfrutaron de su profesión pues la ejercieron el tiempo suficiente con
distintos grupos de niños y adolescentes y las memorias de esos hechos siguen presentes
como si hubieran ocurrido ayer. Se encuentran con sus alumnos y saben que su
trabajo se ve reflejado en el éxito de ellos.
***
En la época universitaria, llevé
un curso para ejercer en el ámbito educativo. La educación es un
tema transversal a la cotidianidad del ser humano y la calidad de la misma se
trasluce posteriormente es una conducta adaptada. Haciendo mi tarea y
aprovechando la presencia de mi sobrino, le pregunté: ¿Qué significa para ti la
libertad? Y me respondió que era lo que
uno sabe hacer cuando no se porta mal. Mi sorpresa fue tal que me quedó
mirando mientras acomodaba sus juguetes. Luego le pregunté ¿Cómo definirías la
palabra justicia? Me miró un poco incrédulo y me dijo que era como la forma en que uno tiene que comportarse cuando las cosas no
están bien. Me parecía que no eran las palabras de un niño de seis años.
Luego me dijo que trataba de describir lo primero que se le venía a la mente. Y
posteriormente me preguntó por qué le preguntaba esos significados.
Según los autores que estudiaba,
los niños no tienen la habilidad de desarrollar el pensamiento abstracto sino
hasta que les toca enfrentar la adolescencia. Sin embargo, las definiciones que
pueden llegar a darle a sustantivos que no son tangibles o que exigen un bagaje
de conocimientos culturales son asombrosamente sencillas y profundas si las
evaluamos bajo el tamiz de nuestra mente adulta.
De vez en cuando, ahora, trato de ponerme en el lugar de un niño. Observar la vida, los obstáculos adelante y buscar una solución práctica.
De vez en cuando, ahora, trato de ponerme en el lugar de un niño. Observar la vida, los obstáculos adelante y buscar una solución práctica.
***
El diccionario peculiar del que
hablé al principio es el resultado de la investigación de Javier Naranjo y
pueden revisar las primeras páginas en el siguiente link: http://goo.gl/HjUI96 . Espero que sea de
interés para ustedes y si tienen la oportunidad de disfrutar de una conversación
con un niño, estaría muy agradecido en que me compartan su experiencia.
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