Cuando la luz se apaga...
cuando muere el sol,
cuando las flores dejan colgando sus cabezas, inertes, sin el romance que tuvieron alguna vez...
Cuando se apaga el amor.
Allá van sus ojos que tras nuevos cristales ven un mundo distinto. Los míos contemplan silenciosos la soledad, los míos se cierran y persiguen, tanteando, nueva luz.
Palomas han alzado el vuelo, ligeras, han alborotado las nubes. Es su ausencia ahora la que canta, la que invita a corazones amadores a sufrir por ella, pero no todo solitario sufre... eternamente.
Hago un conteo regresivo, la oscuridad no puede ser eterna. He adornado con luz artificial las ventanas de mis ojos, he ido un poco más allá para hacer un pacto con el olvido. Soy mendrugo de pan que orgulloso se pierde sin ser consumido. Y veo como sus ojos se alejan en lenta travesía, veo la soledad hambrienta merodear por los alrededores. La noche despliega un juego de colores, de esperanza, de vida.
Entre letras inconclusas empiezo a perder la ilación de mis pensamientos. Entonces los cristales rotos parecen acusarme de mi propia oscuridad, porque la luz está apagada, pero sigo viendo.
Y es que... allá se van sus ojos, se despiden con un beso, un beso indeleble y mortal.. y es que ya estoy muriendo..
Y la luz se apaga...
muere el sol,
las flores cuelgan sus cabezas, inertes, sin el romance que quizá nunca tuvieron...
Se apaga el amor.
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