Esperó dos horas bajo la lluvia un día que no recuerdo muy bien. Había dejado suelto su cabello y trataba de controlar su ansiedad. Pero su mirada fija en una esquina cambiaba de foco casi tantas veces como respiraba. La lluvia no cesaba de caer, era un invierno como éste, uno de esos inviernos de lluvias ocasionales y vientos gélidos.
Eran las nueve más quince en el móvil. Él había prometido llegar a las ocho. Su mirada se humedecía pero no dejaba caer lágrimas, sólo brillaba de esa manera nostálgica que tienen las miradas de los que sufren por amor.
"Tal vez tiene una excusa, seguramente la tiene".
Pero las dos horas se cumplieron, el chocolate caliente se enfrió, sus ropas se habían humedecido al igual que la punta de sus pies. No iba a llorar. No iba a hacerlo porque ella era inexpresiva, mujer fuerte y decidida.
Esperó un poco más... Nadie llegó.
Pasaron apenas días. Llegó algún mensaje para ella, alguno que entre líneas decía 'perdón'. Pero tal vez era una utopía del otro lado teniendo en cuenta su poca capacidad de olvidar, es decir, de perdonar.
"Que si en los libros no perdono a los villanos; en la vida real, menos".
No recuerdo mucho más de la historia, es que ella tampoco era capaz de contar mucho, no era capaz porque sentía que perdía la única protección que la mantenía aún a salvo de más sufrimientos: el secreto.
Dicen que perdonar es divino, pero siempre hay quienes no creen más en ello, no creen más en el amor.
A veces me golpea aún, cuando se entera que robo su vida para rellenarla de imaginación. A veces me dice gracias y otras veces me dice que soy desagradable. Pero perdona mi imprudencia, se perdona algunos errores, pero no lo perdonó. Es porque verlo le recuerda que alguna vez se dejó llevar sin pensar... porque en él ve reflejada su imagen ingenua e ilusionada.
Pero aunque a veces pregunte qué de bueno tiene el perdón, con esos ojos brillantes y humedecidos por alguna razón inexplicable, no soy capaz de mirarla a los ojos y decirle lo que pienso. Es que a veces el perdón va de la mano con algo más... con el amor, pero no ese amor lleno de fuego y ciego, sino ese amor del que pocos hablan. Ese que te hace comprender al resto, el que te permite vivir, el amor por ti, y por otros.
El perdón no es de tontos, es todo lo contrario. "Y es que si tu mascota querida te lastima no la sacrificas, sino que cuidas de poner tu mano cerca de su boca la siguiente vez". Perdonar significa olvidar, pero no significa dejar que jueguen con tu vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario