La carretera se mueve junto con las curvas de los cerros, un pequeño vehículo blanco va solitario ante tal magnitud de murallas de roca y tierra. Los árboles de eucalipto escoltan el camino y las sombras que proyecta el sol en sus ramas se dibujan sobre el terreno. En las faldas de los cerros los animales pastan, corren, juegan, retosan y hasta pareciera que conversaran. El cielo azul conserva a las nubes pequeñas pero robustas como peces blancos en un acuario transparente. El rìo canta su alegría de ser libre de regar las raices de sus compañeros temporales de viaje y las piedras dejan su voluntad a la corriente de sus aguas.
¿Cuando vendrá la lluvia? Se preguntan mientras toman fotos en cuanto encuentran un paisaje armonioso y detienen el carro para respirae el aire limpio y no contaminado de la serranía. Un sorbo de la taza de manzanilla interrumpe el recuerdo y las nubes oscuras a través de la ventana hacen crecer los deseos de volver a estar en las nostalgias de la memoria.
Miran el reloj y llega la hora de la novela. Llevan la taza de manzanilla al sillón extienden la mano y entrelazan sus dedos. Luego prenden el televisor y se ausentan de si mismos.
*Zch*
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