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Un blog diferente.

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domingo, 10 de agosto de 2014

L'adieu

Los días han sido más noche que día. El frío ha invadido cada espacio posible y los solitarios se han sentido presas del invierno, que recién apunta a alcanzar su etapa más cruda.
Dentro de estos días gélidos, exactamente hoy, está de pie en el paradero. Su casaca impermeable soporta la caída de las gotas de las lloviznas misteriosamente abundantes, tiene unas zapatillas de lona gris que están empapadas, tirita un poco de frío y busca la fuente más cercana de calor... Pero no ha llegado aún. Quedaron en encontrarse en el paradero. Por primera vez siente tanta emoción por algo, por su mente pasan ilusiones del futuro cercano, construye planes meticulosamente pero de una forma muy torpe y, en tanto espera, se congela más y más. La gente deja el lugar cada vez más solitario y frío.
Recuerda sus brazos rodeando su cintura, sus ojos chispeantes, su sonrisa traviesa y ese nosequé que nadie puede definir, pero que le da ese plus a este tipo de situaciones. Quizá para él es perfecta, quizá es la única, pero ella no lo sabe. La espera terminó. El viento que traía las nostalgias carga también con ella y la acerca más y más. Él es feliz, dentro de esa posible mentira, se cree feliz.
- Hace frío- dice ella con un gesto común, pero rechaza la casaca que se posa sobre sus hombros.
Ha pasado poco tiempo y su frialdad, tan parecida al tiempo, le dice todo y nada. Pero quizá más todo que nada. Las horas han pasado volando, el camino es oscuro y cada paso se ha llenado de un pesimismo único. La posibilidad de rechazo lo hace retroceder unos pasos, su sonrisa se esfuma, su corazón se deja enfriar, sus palabras se endurecen y su cuerpo gira en torno a sí. No sabe cómo pero ahora está muy lejos. Se ha ido sin decir adiós. La olvidará, ha dicho, abruptamente. Ha dicho un sinnúmero de cosas más en voz alta que quizá no recordará o de las que se pesará.
Y el amor se acaba, se va con un suspiro, suave y pausado. Su frente se afecta por un gesto de dolor y su mirada se nubla por las pequeñas gotas que recorren ya sus mejillas.
- Es lo mejor- se dice. Porque no sabe qué más decir. Quizá la vida tiene métodos de enseñanza muy duros, pero "todo estará bien".
Camina a lo largo de las veredas húmedas. Piensa en algo que no se puede saber a ciencia cierta. Sabemos que sufre, como todos podemos llegar a hacerlo algún día... Así se va, con sus sueños (que son pesados) para tirarlos al mar...

Pero el pasado está aún allí, perenne, y cuenta desde el primer momento, ese que enciende la chispa de todo lo demás...

Vento 
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