Supongo que
la Maga de Cortázar es la Flaca de Calamaro, de Jarabe de Palo; la Maga es como
ella y esas diferentes féminas que nacen al azar cada cierto tiempo para
encantar a los varones más rígidos y contagiarles su locura. Y así volver más
felices a todos.
La Maga
también estuvo en Miraflores esa vez. Y yo fui con ella, fue un cóctel de risas
y anécdotas, confesiones y una pizca delicada de sinvergüencería lo que nos
bebimos hasta quedar envueltos en nuestro pasado común que nos restregaba en la
cara que hagamos lo que hagamos, nunca seríamos el uno para el otro, pero que
tampoco existíamos para ser felices sin nuestras compañías. No estábamos
enamorados, nunca lo estuvimos. Nos deseábamos como se desea una fruta detrás
del mostrador, como una manzana jugosa, helada que reposa brillante detrás del
vidrio que la separa del calor veraniego de afuera; muy deseada, pero
intocable. Claro, ni modo que te atrevas.
Y si te
atreves, la haces linda.
Pero
hacerla linda no siempre es lo mejor, ni siquiera es lo debido. Y en la
limeñísima y muy debida sociedad que nos sonríe, muy hipócrita ella, lo debido
no es lo hecho, es lo enrostrado.
Hagamos lo
indebido y vistámonos de lo debido. Me provocó acaso decirle. Pero no, estaba
la muchacha enrojecida y un poco disipada por el sabor a menta, muerta de risa,
hablando tantas tonterías como le fuera posible a su creativa mente decir. El
malecón, los postes, Larcomar, el puente, los puentes, los temblores, las
rocas, el cielo, la luz, el amanecer, el anochecer, hasta el color de sus ojos,
hasta que la quiero tanto que no puedo enamorarme de ella, hasta que es tan
guapa, hasta que ojalá todo fuera diferente, hasta que su risa se le pase y mi
asombro pase a la preocupación.
La Maga
tiene el poder de descolocarme. Y por eso me encanta. Me encanta como encanta
el café caliente, caliente. Me encanta, pero solo lo tomo en invierno. No es
permanente, pero sí para siempre. Claro, no se ama el café, solo te encanta.
La Maga
alista sus cosas en el hotel de la vuelta de Barranco, se va. Siempre se tiene
que ir y algún día volver. Siempre tiene que volver y algún día volver a irse.
No la espero, pero tampoco la ignoro. Va a tener un buen viaje, estoy seguro.
En su próxima exposición de piezas artísticas va a presentar las esculturas de
los sueños que ha tenido, dice que ha hecho una escultura de una bola redonda y
plateada. Sí, no tiene sentido.
No tiene
sentido y por eso es la Maga y por eso me encanta.
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